La expansión de ómicron lleva al límite a los negocios por el freno al consumo y la falta de los trabajadores contagiados

El País. HUGO GUTIÉRREZPABLO LINDE
Madrid – 06 ENE 2022 – 05:45Actualizado:06 ENE 2022 – 15:50 CET

La pandemia sigue sin dar respiro. Cuando ya parecía que se veía la luz al final del túnel, llegó ómicron y lo ha vuelto a poner todo del revés. El primer aviso fue la expansión de la variante por el centro de Europa. Luego, en vísperas de Navidad, aterrizó en España y corrió como la pólvora. El 16 de noviembre, la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en 14 días no llegaba a 100 casos. Un mes después rondaba los 500. Y el lunes ya había rebasado los 2.200 casos. Esta expansión sin control supone además el enésimo golpe al tejido productivo por dos frentes: por el freno al consumo y, además, por un aumento exponencial de las bajas laborales por coronavirus, lo que pone en jaque la actividad económica de muchas empresas.

Según los datos provisionales del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, hasta el 23 de diciembre se contabilizaron 240.011 bajas, más del triple que en noviembre al completo. Una cifra que se habrá disparado en la parte final del mes, ya que fue el momento en el que más contagios se anotaron. De hecho, según las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social, diciembre se cerró con 566.175 bajas laborales por coronavirus, siete veces por encima del mes anterior. “Al cierre de diciembre quedaban más de 340.000 procesos de baja laboral en vigor, alcanzando máximos de la pandemia, con unos 40.000 procesos más que en los peores momentos de la crisis sanitaria”, asegura la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) en un comunicado.

Esto supone que más de medio millón de trabajadores se ausenten durante al menos una semana, que es el tiempo mínimo de aislamiento para los positivos por covid. Un efecto más del avance de ómicron que se deja sentir especialmente en los negocios de menor tamaño. “El comercio de proximidad lo está sufriendo, sobre todo los autónomos o empresas más pequeñas y negocios familiares. Si se contagian, como muchos no cuentan con empleados, tienen que cerrar el negocio durante esos días, aunque están siendo la excepción porque tiran de contratación temporal”, asegura Carlos Moreno-Figueroa, portavoz de la Confederación Española de Comercio (CEC). Es el caso de Isabel Iglesias, que regenta una tienda textil en Cádiz donde se extreman las medidas de seguridad para evitar bajar la persiana: “Si me contagio, tengo que cerrar y en ese tiempo no ingresaría nada”, comenta.

La hostelería y la restauración tampoco son una excepción. “En esta actividad es imposible el teletrabajo o automatizar procesos porque somos un sector de servicios. Esta avalancha de contagios está afectando mucho desde fin de año, sobre todo a las pymes”, asegura Emilio Gallego, secretario general de Hostelería de España. Los autónomos de otros sectores que pueden trabajar desde cualquier lugar están capeando mejor el temporal, aunque solo en los casos en que la enfermedad no revista gravedad. Lorenzo Moreno, que cuenta con la agencia sweetchili.es, fue positivo por coronavirus en diciembre, pero mantuvo su actividad: “Tenía síntomas leves y no dejé de trabajar. Si lo hacía, perdía la facturación de los servicios que no ofreciese a mis clientes”.

En las empresas con plantilla el gran problema es la gestión y organización del trabajo. Sobre todo porque en la situación actual resulta casi imposible tener la certeza de que estarán todos los empleados disponibles. Esto le ocurre a la compañía HC Hormigones, que trabaja en las provincias de Málaga y Cádiz, donde el pasado lunes se sumaron cuatro bajas a las dos que ya tenía por coronavirus, lo que deja un balance de seis empleados contagiados de los 30 de que dispone. “Lo estamos solventando moviendo a personas de puestos de trabajo y con contratación temporal. Es muy difícil gestionar así el día a día y mantener el servicio sin retrasos”, asegura Sonia Vega, gerente de la empresa.